“Una marea de opositores llegó a la capital venezolana desde varias ciudades del país, muchos de ellos sorteando cierres de carreteras y controles de las fuerzas de seguridad, para desbordar tres avenidas y pedir diligencia en el proceso para convocar la consulta en contra del mandatario socialista”, así reseñó la agencia de noticias Reuters la concentración de ayer convocada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), en el marco de la confrontación política que se libra actualmente en Venezuela entre chavismo y oposición. Pues bien, un día de después –y con los músculos aún adoloridos de tanto caminar–, me propongo hacer un balance de esa jornada.

La “Toma de Caracas”, como fue denominada por la MUD, planteaba una acción de protesta pacífica ante el retraso de las rectoras del Consejo Nacional Electoral (CNE) para publicar la fecha de la recolección del 20% de las firmas, que activarían el referendo revocatorio (RR) en contra del presidente Nicolás Maduro. El diseño de la protesta planteada por la MUD incluía 5 objetivos: (i) la exigencia del cronograma electoral relacionado con el RR en el 2016; (ii) dejar instalados los comandos para el RR en todos los municipios y estados del país; (iii) demostrar al país y al mundo que la oposición al chavismo es mayoría; (iv) demostrar la capacidad de conducción y liderazgo de las direcciones partidistas y de la MUD como conjunto; y (v) dejar claro el contenido de la agenda de la lucha hasta lograr el 20% de las firmas.

Por su parte, el chavismo, reaccionó ante la convocatoria de la MUD de la misma forma como lo ha venido haciendo desde que Nicolás Maduro es presidente: convocar otra concentración e impedir la entrada a Caracas de los manifestantes opositores. Los objetivos del chavismo, a juzgar por sus mensajes durante más de 20 días, parecían tres: (i) impedir que la concentración opositora tuviera éxito; (ii) lograr una gran movilización de las filas chavistas; y, (iii) provocar la violencia en los manifestantes opositores que asistieran a la marcha, para así desplegar toda la capacidad represiva instalada.

Durante los días que transcurrieron desde la convocatoria de la MUD (principios de agosto) y la realización de la “Toma de Caracas” (ayer 1° de septiembre), el debate público se centró sobre consideraciones estratégicas y políticas de la denominada “Toma de Caracas”. Durante ese tiempo el ciudadano no sólo participó activamente en el debate, sino que también enfrentó con convicción la presión que ejerció el régimen chavista para desmovilizarlo. Ejemplos de esta presión son: la instigación indecorosa a perseguir y remover funcionarios públicos de libre nombramiento y remoción por estar en contra de la revolución; el chantaje de no otorgarle las bolsas con alimentos que son administradas por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Claps) a los ciudadanos que estén en contra del presidente Maduro; y, los obstáculos que tuvieron que sortear quienes se vinieron caminando días antes desde el interior del país a Caracas. Durante este tiempo, cada persona fue encontrando sus argumentos para aceptar o rechazar la acción de protesta planteada por la oposición. Se podría decir, que el objetivo común del opositor a favor de la “Toma de Caracas” era, como mínimo, la posibilidad de realizar el RR este año.

Así llegó el 1° de septiembre, una concentración opositora multitudinaria que los medios internacionales reseñaron en toda su magnitud y una concentración chavista escuálida, tan escuálida que el propio Diosdado Cabello se vio en la necesidad de poner en las redes sociales una foto del cierre de campaña de Chávez en el 2012. La marcha se desarrolló en paz y, a juzgar por los objetivos planteados, el gran derrotado fue el régimen de Nicolás Maduro. Sin que lo anterior, nos haga olvidar a los ciudadanos decepcionados por la agenda prevista por la MUD, que asistieron a la concentración opositora.

Tras la lectura del “Manifiesto de la oposición”, la MUD estableció su agenda con las próximas acciones a través de (i) un gran cacerolazo nacional; (ii) una marcha de 6 horas el miércoles 7 de septiembre para ratificar las exigencias sobre las condiciones y la fecha para la consulta nacional del 20%; (iii) una Jornada Nacional de Movilización de 12 horas el miércoles 14 de septiembre en todas las capitales de estado; y, (iv) una marcha denominada la “Toma de Venezuela” de 24 horas de duración, “al día siguiente del 20% […] exigiendo la realización inmediata del Referendo Revocatorio”. Este último punto no me queda claro si es el día después de recolectar el 20% de las firmas o el día después que el propio CNE valide que el 20% de las firmas fueron recolectadas.

En mi opinión, excluyendo el “gran cacerolazo nacional”, este es un gran paso en la forma como la MUD venía desarrollando su estrategia de confrontación política al régimen chavista; pues diseñó una agenda de presión de calle, con acciones que van escalando en magnitud y tiempo a medida que amplía sus exigencias. Ciertamente, esta agenda parece insuficiente considerando el deterioro del país y, más importante aún, que la conducción política de la oposición a través de la MUD no se inició el 1° de septiembre 2016, sino que tiene más de un quinquenio cosechando frustraciones frente al objetivo fundamental de separar al régimen del poder de forma democrática; pero también hay que reconocer que estableció un cronograma con acciones de calle.

Lo anterior no quiere decir que esté de acuerdo con la conducción política de la MUD, por el contrario, me parece que las victorias fundamentales que ha tenido la oposición se han diluido por los errores en su actuación, lo que en balance se convierte en negativo porque no puede capitalizar la victoria y hacer retroceder al régimen. De hecho, al momento que escribo estas líneas me pregunto si la oposición mantendrá sin ningún cambio la agenda prevista y con el lenguaje previsto.

Para finalizar, considero necesario que el balance se realice considerando dos perspectivas: la efectividad política y la conducción cívica. En cuanto a la primera, es necesario responder a la pregunta del profesor Carlos Leánez ¿cuánto retrocedió hoy el régimen por nuestras acciones? Hoy nada, aunque es necesario esperar a que se desarrolle la agenda establecida por la MUD para tener un mejor  balance en cuanto a efectividad política. En cuanto a lo segundo, creo que el balance es profundamente satisfactorio. Si hay algo que debemos reconocer TODOS los opositores, estemos o no de acuerdo con la MUD o con sus liderazgos: la “Toma de Caracas” fue una expresión civilista de la sociedad venezolana, que le dejó claro al mundo que los venezolanos creemos en la democracia aun cuando no disfrutamos de ella. El 1° de septiembre de 2016, debe ser un hito histórico en el continente cuando se hable del combate en contra de la tiranía.