Los venezolanos nos acostamos ayer con la noticia de que el diputado Juan Guaidó estaba fuera del país. Un hecho que sin duda activó toda la maquinaria comunicacional del grupo político alrededor del diputado y que puede suponer una nueva oportunidad, no sólo para traficar beneficios corporativos de unos pocos a partir de nuestra desgracia, sino también para acabar con la esperanza del venezolano en la política.

En lo personal tengo muy pocas expectativas con la salida del diputado. En primer lugar, el sólo hecho de presentarlo como una huída épica, llena de heroísmo y valentía me lleva a las mismas puestas en escena que hasta ahora se han visto ¿es Juan Guaidó el primer político que sale del país sin ser apresado por el régimen? ¿Es la primera vez que Juan Guaidó sale del país? La épica de la inocuidad ya es una condición natural de quienes hacen política en torno a la extinta Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que fue rebautizada como Frente Amplio (MUD/FA).

Por otra parte, se ha comentado también que nadie en su grupo de colaboradores sabía de su partida, lo cual me resulta poco creíble porque alrededor del diputado Guaidó se mueve toda una red de vigilancia que necesita de alguna complicidad para burlar a los otros grupos que lo monitorean ¿es posible entonces que Leopoldo López no supiera nada? Quizás, pero ello no es de mayor relevancia política. Estoy seguro que el diputado Juan Guaidó está atado a grupos de poder más significativos que Leopoldo López y no necesariamente eso sean buenas noticias para sus seguidores.

La salida del otrora presidente interino Juan Guaidó será positiva para la política, para la libertad y para aquellos que merecen vivir en una Venezuela digna, en la medida que logre articular en torno a él una coalición internacional que le brinde la fuerza necesaria para separar del poder a individuos violentos, empeñados en seguir mandando sea y con la voluntad de hacer costoso cualquier intento de cambio. De ahí que me pregunto ¿puede una persona que durante un año desestimó el uso de la fuerza, considerarla ahora? ¿Puede una persona cuyos colaboradores están inmersos en hechos de corrupción, plantearse un camino que perjudicaría a su entorno? ¿tiene el diputado Guaidó nuevos asesores para enfrentar una ruta que nunca fue considerada ni por él ni por sus colabores?

Soy de la opinión que si el diputado Guaidó se reúne con los mismos y se dedica sólo a “denunciar” una situación harto conocida en un perigrenaje internacional, evidenciará una nueva derrota de Occidente, más específicamente de Estados Unidos, pues el régimen habrá expulsado al diputado -no sin antes arrebatarle la institución que todos reconocen como legítima- eliminado con ello el problema político del interinato, sin necesidad de apresarlo y de poner a prueba la amenaza que Estados Unidos le hizo al régimen en 2019 al respecto.

De darse esta situación, Estados Unidos deberá aprender a escoger a sus contrapartes políticos pues está frente a un régimen que ha tenido mayor convicción y coherencia en la maldad y la esclavitud, que ellos en procurar la libertad.

Lo cierto es que los próximos días estarán llenos de euforía, de épica y, para mí, de sobrevaloración de un actor político que demostró que no está hecho para afrontar dilemas existenciales.

Espero equivocarme, pero no creo que esto sea más que la salida de emergencia que le propusieron a un individuo que tuvo su cita a ciegas con la historia y ésta le resultó muy grande.